Sierra de Loja Sur. Cortijuelos-Fuente Espino

Vuelvo a la Sierra de Loja, buscando dolinas y callejones verdes. Esta vez desde el Sur, entrando por Pilas de Dedil hasta Sima Rica. La primera parte de la ruta es de carriles, a través de varios cortijos y charcos bien conocidos. La segunda, desde la Fuente del Espino, es un off road de los que me apasionan, encadenando varios callejones verdes, micromundos hechos de piedra, hierba, espinos y encinas, y que se abren paso como oasis de belleza entre los ásperos lapiaces de la sierra. Pena que en esta ocasión haya que haber lidiado además con unas cuantas vallas ganaderas, que no impiden pero sí dificultan. Con todo, y como de costumbre, al que algo quiere, algo le cuesta, y las recompensas superan con mucho los inconvenientes…

Antes de empezar, dos palabras sobre el tema de las vallas: Existe la valla cinegética, de coto privado de caza, que suele ser un artefacto potente, bien señalizado y frecuentemente con prohibición expresa de paso. Esas, a mi pesar, las respeto y me abstengo de cruzarlas, a no ser que pueda uno recabar permiso -y siempre que no haya una batida en curso-. Luego están las que cercan campos sembrados, hazas de frutales y, en fin, zonas de explotación agrícola pertenecientes a algún propietario que desea -con toda justicia- preservar sus producciones. No suelen ser un problema porque siempre existen alternativas que las evitan. Y luego está la valla ganadera de toda la vida, que encuentras con cierta frecuencia cuando planteas recorridos fuera de pista. Ahí aplico el criterio de saltarlas -si no tienen portillos o angarillas al efecto-, entendiendo que no están puestas para prohibir el acceso al caminante, sino para separar unos ganados de otros o evitar que el rebaño propio se esturree. Se trata, en todo caso, de superarlas sin daño, dejándolas al menos igual de bien puestas que como te las encuentras. Entiendo que a la mayoría de sus beneficiarios no les supone un problema, siempre que se conduzca uno con respeto, que se ate a los perros en presencia de los animales, etc. Otra cosa es el propietario revirao, que corta caminos públicos o vías pecuarias tradicionales… pero ese es un tema complejo con derivaciones jurídicas (véase el reciente corte del camino de la Boca de la Pescá a Cortijo Parejo), así que me abstendré de entrar en ello. Se trata de disfrutar de la naturaleza molestando lo mínimo…

En el caso de la Sierra de Loja, hay que decir que la mayor parte de la sierra es un coto de caza (10.004-Sierras de Loja), de titularidad municipal, que creo que gestiona una asociación lojeña de cazadores. Si no se pudiera entrar, la mayor parte de las rutas que se suben a blogs y webs como Wikiloc serían directamente ilegales. Afortunadamente, la práctica establecida es que pueda accederse, siempre que no haya una cacería en ese momento (lo cual es perfectamente lógico: si oyes tiros, o encuentras carteles advirtiéndolo, sería de locos meterse). De hecho, los límites del coto, donde coinciden con la linde entre el término municipal de Loja y el de Zafarraya, vienen recorridos por una valla que cruza un par de caminos: en ambos hay cancelas sin candado, que pueden atravesarse (cerrándolas después), salvo que haya acciones de caza en curso. Dentro de ese amplísimo recinto encuentras de las otras, las ganaderas, que abordaremos como he comentado.

Bueno, al lío: accedemos al punto de inicio, en las inmediaciones de Sima Rica, por un carril relativamente decente que arranca por la derecha un poco después de pasar la cortijada de Pilas de Dedil.

Track de la ruta en Wikiloc.

Hasta aquí llevamos el vehículo. Estamos junto a la Majada de los Quejidillos, en la intersección entre el camino de los Cortijuelos (y Zafarraya) y el que baja desde la Majada del Cantón por el Llano de las Yeguas (derecha). Al fondo, el Cerro de la Víbora.

Empezamos a andar en la dirección que traíamos, hacia los Cortijuelos, dejando a la derecha Los Quejidillos.

Fuera de la majadas, el terreno es un inmenso lapiaz, punteado por escasas encinas, tras el que asoma Sierra Nevada si miramos atrás, al Este.
Una línea de encinas pintureras apunta al Cerro de la Víbora.
Un poco más adelante, uno de los habituales aljibes de la sierra, intento de atesorar la preciada agua de lluvia antes de que se infiltre fatalmente en el subsuelo.
El carril va girando a la derecha mientras, en ligera subida, corona la parte superior del altiplano. Aquí el paisaje comienza a cambiar, se multiplican las encinas entre manchas de hierba y vetustos caminos rojos de arcilla. Al fondo, el Cerro de los Cazadores.
Aparecen las primeras dolinas, donde las encinas parecen refugiarse de los rigores del desnudo lapiaz.

Dejaremos a la derecha la Majada de los Sabucos (en esta sierra, «majada» viene a equivaler a «cortijo», por cuanto éstos sólo se instalan… en las majadas). Tras una corta bajada y un giro a la derecha…

… avistamos el Cortijuelo Bajo, pequeña cortijada cuyo camino vamos a tomar -a la derecha- abandonando el principal.
Hemos superado el Cortijuelo Bajo y miramos hacia atrás. El día está tontuelo y las nubes altas velan el sol, lo que no es ideal para el noble arte de la fotografía, pero es bastante agradecido para el caminante.
Los almendros están en su momento…
A unos 500m del Bajo, el Cortijuelo Alto se aleja unos metros del camino.
Que ahora se interna serpeando en un lapiaz de hechuras nórdicas (hacia atrás).
El camino caracolea, subiendo unos metros a la derecha que me ahorro, atraido por la somera dolina que verdea al fondo…
… y que me volverá a llevar al carril a la altura de este afloramiento rocoso con remate vegetal.
Mirada atrás. El Cerro de la Cruz se oculta tras los tres que vemos. El verde en el suelo se aviva conforme lo hace el azul en el cielo y el sol acierta a colarse entre las nubes.
Hacia adelante el paisaje se ensancha. Cerro de la Fuente a la derecha, con el del Roble/Jabalí por detrás y el del Trigo más a la izquierda. En el extremo izquierdo, el Cerro del Mojón, que tendrá su importancia…

Luego hay una encrucijada. El que parece camino más principal -el de la izquierda- va a acabar en una valla: de las agrícolas, que cerca un poljé de fondo plano ocupado por un campo sembrado. Como siempre hay alternativa… tomamos el de la derecha…

… que nos aproxima al charco del Nevazo Largo. Hoy está un poco corto…
… pero aun así constituye un precioso espejo en el que el paisaje se mira y se duplica.
El camino deja a la derecha Navazo Largo y contornea pulcramente el poljé sembrado, antes de retomar la dirección Norte, hacia una zona que puede ser de las más arboladas de esta sierra. Un encinar, no diremos denso, pero sí más nutrido puebla las faldas del Cerrillo y Cerro del Mojón (izquierda). Ocurre que, resultando un poco corta la circular que he planteado, vengo dándole vueltas a la idea de subirlo. A ver…
De momento damos vistas a un nuevo poljé, en el que campea el Cortijo de la Fuente del Espino.

El camino bordea el llano verde por la izquierda. Justo por mitad del mismo circula la linde entre los términos municipales de Loja y Zafarraya. Aquí comienza el coto, pues, y el camino viene cruzado por una cancela que puede franquearse sin más problema que volverla a cerrar a nuestro paso como reza un cartel sobre la misma. Pero antes de franquearla…

… se abre a la izquierda esta verde cañada, surcada por trochas de ganado, y que apunta en derechura al Cerro del Mojón ¿cómo no seguirla?
Bastante cómodamente se va ganando altura por una serie de hondonadas verdeantes surcadas por evidentes trochas de ganado…
… orillando dolinas en las que se adensa el encinar…
… hasta llegar a este punto. Una valla -la misma que más abajo cruza el camino- viene a cortar la cañada que voy siguiendo, y que apunta de modo natural al collado a la derecha del cerro. Vale que es el límite del coto -y del término municipal de Loja-, pero, desde una lógica animal, está puesta «contra natura», pues corta una real vereda que está perfectamente clara a un lado y otro de la cerca. La falda del cerro, de este lado del obstáculo, se encrespa en un lapiaz de aspecto nada agradable. Entendiendo que la hubiera podido cruzar por el camino, y alentado por el «apaño» que alguna mano piadosa ha practicado con los alambres de espino de su parte superior, la cruzo por el hueco debajo de los mismos, sin demasiada dificultad.
Más arriba compruebo que prosigue expedita en dirección al collado, paralela y unos metros por encima del vallecito que se ha ido profundizando a su derecha.
Miro hacia atrás. Las piedras enrojecidas por el barro de las pezuñas la marcan incluso en las zonas más pedregosas, entre las que aparecen frecuentes bloques de calcita recristalizada, testimonio de la actividad kárstica del terreno.
Así llego al collado, en el que encuentro… no os lo vais a creer… ¡una dolina! Toda rebolonda con su fondo plano de hierba y sus bordes rocosos. En la dolina tuerzo a la izquierda, resiguiendo lo verde hasta que se acaba, y luego por roca viva…
… hasta llegar a lo alto del cerro del Mojón (que puede verse en la foto), en el que reencuentro la valla que mientras tanto ha trepado por lo más áspero. Sierra Nevada domina el horizonte lejano.
Y el más cercano muestra el camino que he venido siguiendo: el camino de los Cortijuelos asoma a la derecha, en el centro el poljé sembrado y el Nevazo Largo, y por fin el cerro de la Fuente con su propio poljé y el cortijo de la Fuente del Espino.

Tras un rato de contemplación y fotos emprendo la bajada. En esta ocasión abandonaré la trocha por la izquierda para bajar por el vallecito, en el punto en el que se va suavizando y circula sólo unos metros por debajo, también recorrido por trochas. Calculo así que apareceré en el camino del lado de acá de la valla, y me ahorraré equilibrios para volver a cruzarla.

Esta deriva me saca a una zona llana de prados a los pies del cerro, que se inclina suavemente hacia el cortijo.
Voy contorneando nuevas hondonadas (a las que no bajo por no achuchar a las ovejas que se alejan prudentemente a mi paso).

Sin embargo, el aterrizaje no va a ser tan fácil: el callejón más evidente, ya cerca del camino, vuelve a estar cerrado por una valla. No entiendo bien qué es lo que encierra, pero no es problema: permanezco por fuera mientras me desplazo a la derecha. Lo malo es que, ya a la vista del camino, descubro que viene a morir contra la del coto, sin permitir paso al camino ¡pardiez! Esto está más parcelado que un parcelario urbano. Así que me veo obligado a otra contorsión para llegar al carril. Cosas del directo.

Ya por el carril, avanzo sin problemas hasta el cortijo, donde me salgo por la izquierda buscando mejor perspectiva para la foto.
Floridos almendros y algún que otro álamo alegran el paraje. Superado el cortijo, el camino torcerá a la izquierda y ascenderá hacia el Cerro del Trigo y el de los Frailes, y el altiplano por donde he andado en otra ocasión
… pero hoy no toca: en cambio tuerzo a la derecha embocando el prado, a través de una valla convenientemente interrumpida, en dirección a la fuente del Espino, a los pies de su cerro homónimo.
Por encima de una amplia balsa que recoge sus aguas -hoy casi seca-, la fuente mana(ría) de entre unas piedras y rellena(ría), si hubiera agua, un par de abrevaderos de piedra. El pobre Chopo se quedará sin beber de momento, por más que olisquee esperanzado las conducciones de PVC.
Subo por lo verde, paralelo a otra valla, dejando atrás la balsa y el poljé, con el Cerro del Mojón al fondo. Descubro que había muchos más almendros junto al cortijo. Pero no me lamento: espero lo más interesante de la excursión a partir de ahora, por la «terra incognita» que debo atravesar para llegar al Llano de las Yeguas.
Continúo por un prado salpicado de piedras. Llevo la valla a cierta distancia por la izquierda, y me empieza a dar mala espina el hecho de que aparece otra por la derecha, pegada al cerro ¿se encontrarán?

Pues sí. En las encinas del fondo ambas quedan conectadas por otra perpendicular. No me lo esperaba porque, de nuevo, camino por lo que parece una ruta habitual de ganado. Pero es lo que hay. La sobrepaso con más o menos fortuna y zascandileo por el otro lado, subiendo unos metros a la derecha, buscando el mejor terreno para proseguir, sabiendo que justo detrás del collado empiezan los callejones verdes que tengo en mente. Al final vuelvo a la valla y acabo colándome entre su esquina y una roca cercana, para volver al prado, pero del otro lado de la valla:

Aquí acaba, en un macizo de cárices, y justo por detrás el terreno desciende en una depresión.
La emboco y enseguida se convierte en una deliciosa cañada orillada de buenas encinas, que apunta hacia Sierra Nevada. Buen sitio para comer.
El extremo de este primer callejón es un prado sobre arcilla, más rojo que verde debido a los jabalíes (supongo) que han hocicado el suelo buscando los bulbos esos que comen ellos. Por debajo de la encina del fondo, un breve pasaje (trochado) entre rocas…
… que se abre a un nuevo callejón, igualmente agradable de recorrer (me encantan estos terrenos, rediez!).
Al final del mismo, lo que parece trocha más principal continúa por la derecha, pero me dejo seducir por este ramal, mucho más pinturero, que apunta a lo que parece un hoyo al fondo. Efectivamente, llego a una pequeña dolina de apenas unos metros, bajo un dosel de encinas. El suelo, casi medio metro de buena tierra arcillosa, presenta varios hundimientos, entre ellos uno por el que aprecio roca horadada por el agua en un agujero oscuro que sugiere alguna cavidad subterránea ¿el comienzo de una sima desconocida para la ciencia? En todo caso, me abstengo de pisar por el centro, no vaya a tragarme la tierra…
Saliendo de la dolina por el extremo contrario asciendo unos metros de lapiaz y vuelvo a lo que sería la ruta más lógica, callejón verde que vuelve desde la derecha y que tomo hacia la izquierda.
En unos metros llego a una curiosa encrucijada, que un visible hito de piedras marca como punto importante de referencia. Puedo seguir al frente, o tomar alguno de los dos callejones que se abren a la derecha. Siguiendo el track que me he confeccionado con la ayuda de Google Maps, escojo el primero de los callejones, justo a la derecha de la encina.
No me defrauda, y continúa verde y llano, bordeado por muretes de roca, hasta un fondo de saco…
… desde el que una breve subida por lapiaz me saca a este punto.

Ahora sí que me rodea un lapiaz de aspecto más proceloso. Progresar hacia la derecha resultaría penoso, así que, rodeando las encinillas, giro a la izquierda. Sé que ahí hay valla, porque la tengo ubicada en las ortofotos: sigue siendo la linde de los términos municipales. Busco a un lado y otro porque debería tener alguna angarilla, pero no hay tal (¿quizá habiendo seguido al frente en la encrucijada del hito?). El caso es que vuelvo a hacer equilibrios para saltarla (está bien conservada).

El terreno al otro lado sigue siendo lapiaz, pero no tan puntiagudo como para resultar ingrato. Unas ovejas hacen su camino un poco más allá. Venimos yendo en paralelo casi desde la fuente del Espino, pero ahora estoy de su lado de la valla. Así que ato a Chopo e intento mantenerme lo más alejado posible, para no incordiar.

Sospecho que la ruta que siguen ellas es la que debería haber tomado (esto es: por la izquierda de la valla que se acercaba a la Fuente del Espino), y me habría ahorrado un par de tresspassings; pero qué queréis que os diga: hubiera sido por un ingrato lapiaz, lejos de los espectaculares callejones que acabo de recorrer ¡París bien vale una misa!

De modo que me mantengo cerca de la valla hasta estas manchas verdes.
Del otro lado de la cerca, el que acabo de abandonar, sube este otro precioso corredor, por el que habría acabado apareciendo (con suerte y un track) si hubiera tomado el segundo callejón en la encrucijada.

Hay que señalar que, justo en este punto la valla -desde la que he hecho la foto-, deja algo de hueco con el suelo, diría que lo suficiente como para que alguien sin sobrepeso la supere arrastrándose, con menos esfuerzo que por encima. No habría más que llegar aquí siguiéndola hacia la derecha cuando la encuentras en el lapiaz. Dicho queda.

En todo caso, ya estoy de este lado, así que apuro las manchas verdes y subo una cuestecilla rocallosa para ingresar en una zona incierta con pocas referencias, por la que me desplazo (con la guía imprescindible del track) alejándome de la valla, hasta avistar…

… el siguiente callejón verde. Otro precioso lugar, en cuyo fondo plano crece feliz la mejorana, que perfuma el ambiente con su delicioso olor. Hago la diagonal que se ve en la foto, subiendo al final un nuevo y breve intervalo pedregoso…
… tras el que desciendo a una nueva hondonada. En términos ciclistas el recorrido es un subeybaja, aunque no tan rompepiernas como una etapa pirenáica.
Saliendo de esta última me encuentro esta disyuntiva: en un primer momento enfilo el callejón de la derecha. Es muy pintoresco (es la foto de portada de esta entrada), pero pronto acaba en un lapiaz incómodo, y descubro que estoy fuera de la ruta prevista, en un escalón rocoso más duro de transitar. Vuelvo atrás y ahora tomo, desde aquí, la que recomiendo como alternativa buena: hacia las hierbas altas de la izquierda, a la izquierda por tanto del peñasco del centro.
Entro así en esta llanada, por la que avanzaré rodeando el escalón rocoso que continúa por la izquierda.
Tras el llano más amplio hay un segundo más recogido. Si antes había encontrado algunas matas de mejorana, lo de este es de traca: cubren casi por completo el suelo, llenando el aire con su olor balsámico.
Después el terreno vuelve a bajar hacia nuevas hondonadas herbosas. Aunque se ve claramente una trocha por la izquierda, la bajada por aquí no es tan cómoda como parece, habiendo más inclinación de la que uno podría creer. Existe una alternativa más cómoda: si nos pegamos a las rocas de la derecha…
… y superamos este escaloncito, acometeremos la bajada por una zona más asequible.
Primero un callejoncito con quejigo incorporado…
… y luego el campo de fútbol del Majuelos FC.
Al final del estadio, junto a un joven quejigo aparece la valla que separa a los jugadores del público. Afortunadamente, algún hooligan la ha vandalizado y yace por el suelo, así que no la contaremos entre los inconvenientes de la jornada.
El terreno del otro lado sigue siendo muy agradable y fácil de caminar.
Miro hacia atrás. De aquel collado -cuajadito de mejorana- vengo bajando.
Hacia adelante, nuevas hondonadas separadas por breves tramos de roca entre los que serpentea siempre la trocha.
Acabo saliendo al Llano de las Yeguas y ¡no os lo vais a creer: encuentro otra valla! Pero esta no será menester cruzarla, porque sigue una trayectoria casi paralela a mi rumbo, y hay suficiente trocha de este lado…
… que lleva, tras un tramo de lapiaz, a un pintoresco conjunto de bañeras/abrevadero…
… al que sigue una planísima majada (sin cortijo).
Apurándola hasta el final, la trocha aborda un tramo de lapiaz hasta que doy vista al carril que une la majada del Cantón con la de los Quejidillos, al que acabo saliendo sin novedad. Por cierto que unos metros más adelante presenta una cancela, en la valla del límite municipal, que he venido teniendo en paralelo y que ahora volveré a cruzar al girar a la derecha con el carril. Es franqueable, sin candado, aunque algún cartel avisa «Acción de caza». Por las pintas, debe llevar meses ¿años? puesto ahí. Es como un «disclaimer» de los cazadores, por si se da la mala fortuna de que te peguen un tiro.
Echo a andar por el camino. Pasaré junto a un charquito ¿o pozo? que recoge la escasísima agua que circula por la superficie del llano kárstico.
Un grupo de ovejas nos miran interesadas. Chopo va convenientemente atado para evitar que se divierta correteándolas.
El Puerto del Águila es otro lapiaz inmenso. A partir de aquí el terreno baja hacia los Quejidillos. El camino lo hará dando un par de revueltas entre la Majada de la Atalaya y la de Casasola. Como hay un fifty-fifty entre piedras y hierba, decido atajarlas. En el horizonte, Tejeda y Almijara.
Llegando al borde del lapiaz se abre un último callejón verde, por el que bajaré para volver a salir al camino, que viene de la izquierda y lleva a los Quejidillos, que ya veo a la derecha.
Y sin más novedad aterrizo en mi punto de inicio, con el sol -y su reflejo- a punto de esconderse tras el cerro de la Víbora.

Y eso fue todo. Gratificante para mí y espero que interesante para vosotros. Nos vemos.

2 comentarios en “Sierra de Loja Sur. Cortijuelos-Fuente Espino

  1. Pingback: Sierra de Loja: Bajo el Montoso (addenda a Charco del Negro-Ranchuelo por el Sur) | elcaminosigueysigue

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.