Piedras del Ángel-Río Bermejo (La Taha)

Poza-y-roble

2 Noviembre 2014

El pasado domingo cumplimos por fin con una cita largo tiempo anunciada y nos llegamos al Río Bermejo; no el que pasa por Carialfaquí y Cogollos, sino el mucho más montañero y abrupto que discurre entre Pórtugos y Pitres, en la Alpujarra. Algo de otoño tuvimos, aunque viene un poco remiso este año, y algo de agua, aunque poca, en los ríos. Pero nos trajimos las imágenes del espectacular cañón del Barranco del Jabalí, territorio de barranquistas pero también de curiosos sin miedo…

Un viaje de 1h 30′ nos deja en Capileira, que está a tope de amantes del otoño y de los alojamientos rurales. Pero seguimos adelante, tomando la carretera que sube hacia el Mulhacén. Al cabo de 1,5 km hacemos una primera revuelta importante a la izquierda y 1 km después otra a la derecha (de las menos importantes no hablo, pero haberlas, haylas). En el siguiente quiebro a la izquierda, queda a nuestra derecha el Mirador de las Peñas del Ángel, que se asoma al valle en un punto realmente privilegiado. Allí dejamos el vehículo (aunque casi hay que sacar ticket, de lo concurrido que está).

Mirador de la Peña del Ángel. El día pinta esplendoroso. Capileira y Bubión a nuestros pies, y la Sierra de Lújar asomando la cabeza entre las nubes…

Mirador de la Peña del Ángel. El día pinta esplendoroso. Capileira y Bubión a nuestros pies, y la Sierra de Lújar asomando la cabeza entre las nubes…

De allí parte un importante y cuidado carril que va a llevarnos, por la parte alta del término de La Tahá, hasta la Zona recreativa de río Bermejo, oficialmente de Pórtugos, siendo el río la linde entre ambos municipios. Allí veremos qué podemos inventar…

El carril comienza cruzando el Barranco del Cerezo para aprestarse luego a rodear la esquina de la loma. Como el sol pega de lo lindo, nosotros lo abandonaremos por la izquierda antes de ese giro, por un camino muy en desuso que se demora en la umbría antes de superar la cresta por arriba y volver al camino de nuevo (así estamos a la sombra un poco más).

Las vistas son espectaculares, a nuestro pies todo el municipio de La Tahá (Pitres, Ferreirola, Mecina, Mecinilla y Fondales, con sus anejos respectivos) y enfrente, Pórtugos.

De nuevo en el camino, las vistas son espectaculares: a nuestro pies todo el municipio de La Tahá (Pitres, Ferreirola, Mecina, Mecinilla y Fondales, con sus anejos respectivos) y enfrente Pórtugos. Detrás la Sierra del Conjuro, La Contraviesa y al fondo la Sierra de Gádor, ya en Almería.

Caminamos por un encinar de poca altura pero densa cobertura, ya en el límite donde empiezan los dominios del robledal (Serie supramediterránea silicícola del roble melojo), al que iremos ingresando casi sin darnos cuenta, más adelante. El suelo es de esquistos grafitosos del manto del Veleta. El conjunto parece algo pobre en variedad, pero agradecido en las distancias largas.

Y no es larga la distancia que nos separa del Río Bermejo:

Ya lo vemos a nuestros pies horadar profundamente la ladera, antes de doblar la esquina y acceder a su nacimiento…

Ya lo vemos a nuestros pies horadar profundamente la ladera, antes de doblar la esquina y acceder a su nacimiento…

Nacimiento que no es un manantial sino la confluencia de dos Barrancos: el de La Chorrera y el del Jabalí:

En esta hoya a la izquierda del camino vienen a juntarse, de modo que la poza de la derecha ES lo primero que puede llamarse Río Bermejo.

En esta hoya a la izquierda del camino vienen a juntarse, de modo que la poza de la derecha ES lo primero que puede llamarse Río Bermejo. Por la izquierda baja el de la Chorrera, al frente y a la derecha el del Jabalí. El camino cruza el Bermejo casi inadvertidamente para seguir su rumbo.

El Barranco del Jabalí -así como la continuación del Bermejo- ocupa un modesto capítulo en el libro del barranquismo serrano, pues en cuanto dobla la esquina empieza a ponerse montaraz y a exhibir algunos saltos y pozas de mérito. Recordaba haber seguido su curso hacia arriba, hace muchos años, y haber salido muy complacido; así que tenía toda la intención de repetir la experiencia. Si la excursión es corta, por lo menos que sea enjundiosa.

De momento, en cuanto se dobla esa primera esquina se aprecia que la cosa tiene su interés…

De momento, en cuanto se dobla esa primera esquina se aprecia que la cosa tiene su interés…

Algunos han optado por un senderito en la ladera opuesta, pero todos nos encontramos al borde del agua, entre piedras y sauces.

Algunos han optado por un senderito en la ladera opuesta, pero todos nos encontramos al borde del agua, entre piedras y sauces.

La verdad es que fluye una hebra de agua debido a este autumnus interruptus que sufrimos, pero no me cabe duda de que en el deshielo esto tiene que ser una alegría…

… porque si no, ¿quién ha tallado y pulido estas duras piedras?

… porque si no, ¿quién ha tallado y pulido estas duras piedras?

En esta poza no se hace pie, tan inocente como parece…

En esta poza no se hace pie, tan inocente como parece… El hilillo de agua basta para asegurar una buena inmersión.

Por cierto que yo había salido la otra vez convencido de que el fondo del barranco era calizo, pero me convenzo ahora de que no: siguen siendo esquistos, y tal vez son algunos gneises pulidos y eternamente lavados de óxidos los que me habían confundido.

Conforme subimos, el barranco va poniéndose hermosamente dantesco…

Conforme subimos, el barranco va poniéndose hermosamente dantesco…

… mientras el agua aprovecha la mínima grieta para proseguir su curso.

… mientras el agua aprovecha la más mínima grieta para proseguir su curso.

Al final, llegamos a un punto donde habría que abandonar el fondo de todas todas:

Y si no, ya me diréis… ¿Estará Gondolin al otro lado?

Y si no, ya me diréis… ¿Estará Gondolin al otro lado?

Descansados pero insatisfechos debemos volver sobre nuestros pasos a la hondonada al borde del camino. Seguiremos éste hacia la izquierda unos cientos de metros, para tomar el desvío del Área Recreativa, que baja por la derecha.

Pero antes, una mirada al valle, con Pitres al fondo.

Pero antes, una mirada al valle, con Pitres al fondo.

El Área Recreativa de Río Bermejo ocupa una coqueta explanada a la vera del Barranco. Sombreada por robles y encinas entre las que se han dispuesto algunas mesas y bancos de piedra, hay que llegar al fondo de la explanada para degustar su plato fuerte:

La cascada del Tajo de Cortés, donde el Río Bermejo salva por las bravas los 50 m que nosotros hemos descendido por el camino.

La cascada del Tajo de Cortés, donde el Río Bermejo salva por las bravas los 50 m que nosotros hemos descendido por el camino.

(Ya tenía ganas de una foto de agua "sfumatta" por una larga exposición. No tenía trípode, pero una roca hizo las veces). En el deshielo, ese estrecho cahorro no basta para contener el agua, que explota hacia fuera… Fuera de esa temporada, es un plato de gusto para rappeladores inconfesos.

(Ya tenía ganas de una foto de agua «sfumatta» por una larga exposición. No tenía trípode, pero una roca hizo las veces). En el deshielo, ese estrecho cahorro no basta para contener el agua, que explota hacia fuera… Fuera de esa temporada, es un plato de gusto para rappeladores inconfesos.

Hacia abajo, el río no deja de prometer aventuras, pero hoy va a ser que no…

Hacia abajo, el río no deja de prometer aventuras, pero hoy va a ser que no…

Eso sí: la foto oficial se la ha ganado.

Eso sí: la foto oficial se la ha ganado.

Tras un ligero y sabroso paréntesis, desandamos el camino hasta la hoya por encima del tajo…

Mientras por momentos la condensación de las brisas marinas quiere ponerle un poco de suspense al día.

Mientras, por momentos, la condensación de las brisas marinas quiere ponerle un poco de suspense al día. Estamos a 1.750 m de altitud.

De nuevo en el puente sobre el Bermejo, me salgo unos metros por la izquierda hasta el borde de los tajos:

Sobre el Tajo de Cortés. El Área Recreativa destaca en la otra margen. El río viene por nuestra derecha para precipitarse entre las rocas claras y las oscuras.

Sobre el Tajo de Cortés. El Área Recreativa destaca en la otra margen. El río viene por nuestra derecha para precipitarse entre las rocas claras y las oscuras.

Seguimos retrocediendo unos cientos de metros por el camino. Tenía yo visto en la ortofoto algo que parecía senda y se descolgaba hacia abajo hasta llegar a otro carril a más baja cota. Me quedaba la duda de si no iba a ser algo aventurado… de más. Pero nada de eso: ¡Hasta poste indicador tenía! Ponía Pitres, y también Bubión, y forma parte del sendero señalizado de Río Bermejo, que sube desde Pórtugos por la otra margen y baja luego por aquí.

Así que nada de incertidumbres esta vez, aunque sí algunas pendientes de agarrarse los muslos. Por las huellas en el terreno colegimos que bajan ciclistas por aquí (ya me los imagino luego: ¡jo! la bajada del Bermejo, tío, ¡esa sí que peta! ¡Yo estuve a punto de matarme y tal…!)

Esta es una parte fácil de la senda. Tiene puntos donde pasos, ruedas y agua han excavado profundas rodadas en pendiente que son una risa… y un seguro de que la senda acabará en torrentera como no se la cuide.

Esta es una parte fácil de la senda. Tiene puntos donde pasos, ruedas y agua han excavado profundas rodadas en pendiente que son una risa… y un seguro de que la senda acabará en torrentera como no se la cuide.

Aunque en general vas metido en el encinar, hay un altozano con unas vistas de quitar el hipo

Aunque en general vas metido en el encinar, hay un altozano con unas vistas de quitar el hipo. Desde la melladura del Barranco del Jabalí arriba a la izquierda hasta la Tahá a la derecha hay toda una alegría de montes, el rubio de los robles predominando allá sobre el oscuro verde de las encinas…

Un poco más adelante un destello azul que se mueve me sorprende entre las hojas, ladera abajo… ¿un forestal con casco azul? raro… ¿Qué podrá ser…?

Mirando atentamente salgo de dudas: ¡es Pocoyó! Un globo de Pocoyó, escapado de las manos de algún tierno infante (¿de dónde?) ha venido a desinflarse aquí, prendido de una rama. ¡Que no nos contaría de su viaje, si pudiera!

Mirando atentamente salgo de dudas: ¡es Pocoyó! Un globo de Pocoyó, escapado de las manos de algún tierno infante (¿de dónde?) ha venido a desinflarse aquí, prendido de una rama. ¡Que no nos contaría de su viaje, si pudiera!

Por descontado, parto con la chiquillería a rescatarlo, y nos acompañará el resto del camino. Por lo pronto, la senda se ha ampliado tras un giro a la derecha, y corre unos metros por encima de la Acequia de Las Ventajas, hasta que llega a ella y se convierte en dos carriles: uno a la derecha que sigue el curso de la acequia y otro que la cruza y desciende.

Junto al puente hay un sauce, y más allá esta casilla camuflada entre la vegetación.

Junto al puente sobre la acequia hay un sauce, y más allá esta casilla camuflada entre la vegetación.

Desde el puente contemplamos estas que deben ser piletas de decantación para que el agua, que ha venido saltando y triscando para salir del valle, deposite algo del sedimento que ha acarreado.

Desde el puente contemplamos estas que deben ser piletas de decantación para que el agua, que ha venido saltando y triscando para salir del valle, deposite algo del sedimento que ha acarreado.

Del otro lado, ya limpia y "espercojá" sigue su camino entre robles.

Del otro lado, ya limpia y «espercojá» sigue su camino entre robles.

Nos parece un sitio perfecto para comer, así que nos ponemos a ello y Lucas se come ¡dos bocatas! lo que prueba que la aventura fluvial da hambre. Yo me tomo lo mío y enseguida me lanzo a escanear los alrededores:

Hacia abajo el Río Bermejo sigue ocultándose entre densa vegetación, donde no faltan los colores del otoño, que tenemos poco vistos…

Hacia abajo el Río Bermejo sigue ocultándose entre densa vegetación, donde no faltan los colores del otoño, que tenemos poco vistos…

Pero al otro lado del camino, bajo la acequia, hay un castañar que me reconcilia con la estación.

Pero al otro lado del camino, bajo la acequia, hay un castañar que me reconcilia con la estación.

Pocos árboles como el castaño. ¡Larga vida!

Pocos árboles como el castaño. ¡Larga vida!

Retomamos la marcha por el carril de la derecha, junto a la acequia…

De hecho por el mismo borde de la acequia, junto a los castaños. Aquí un buen ejemplar bueno… ¡tres!

De hecho por el mismo borde de la acequia, junto a los castaños. Aquí un buen ejemplar; bueno… ¡tres!

De vuelta al camino, llevamos la cinta plateada del agua a nuestra izquierda.

De vuelta al camino, llevamos la cinta plateada del agua a nuestra izquierda.

El camino, ancho y bueno como el de arriba, nos lleva sin grandes pendientes mientras volvemos hacia el Oeste todo lo que hicimos al Este por la mañana. El encinar se enriquece con algunos robles…

… y con algún soberbio álamo que destaca poderosamente ladera arriba.

… y con algún soberbio álamo que destaca poderosamente ladera arriba.

Hacia atrás las nubes se reunen a ver si hacen algo, pero al final no hay acuerdo…

Hacia atrás las nubes se reunen a ver si hacen algo, pero al final no hay acuerdo…

Recibimos otro importante carril por la izquierda, que sube desde el valle. Un poco más allá, llegamos a una esquina:

… donde el carril se bifurca, uno al frente, otro a la derecha, acotando ambos un inopinado grupo de cedros.

… donde el carril se bifurca, uno al frente, otro a la derecha, acotando ambos un inopinado grupo de cedros.

Este último tramo de carril asciende algo más sostenidamente para superar una cresta rocosa, y es el único esfuercillo de una jornada por lo demás bastante reposada. Lo de los cedros no era broma:

Que han calzado en la cuneta que forma la cresta con la ladera a un nutrido grupo. Se ve que han querido aprovechar las brisas húmedas que suben desde la costa para que se encuentren como en su casa, en el Atlas.

Que han calzado un nutrido grupo en la cuneta que forma la cresta con la ladera. Se ve que han querido aprovechar las brisas húmedas que suben desde la costa para que se encuentren como en su casa, en el Atlas. Hase lindo, vihte.

Por fin coronamos la cresta, que en su cumbre se convierte en un airoso peñasco.

Por fin coronamos la cresta, que en su cumbre se convierte en un airoso peñasco.

Del otro lado el camino se nivela e incluso baja, mientras el Poqueira nos recibe con fiesta en el cielo…

La condensación sigue haciendo de las suyas y nosotros encantados con el espectáculo.

La condensación sigue haciendo de las suyas y nosotros encantados con el espectáculo.

Hay que decir que nuestro camino desemboca en la pista del Mulhacén 2 km (y 120 m de altitud) más abajo de donde salimos, pero hemos hecho trampa: habíamos bajado uno de los vehículos a este lugar, para luego recuperar el otro ahorrando a nuestros pies este tramo del camino, más concurrido de la cuenta por los vehículos que vienen de las áreas recreativas de más arriba. Al recoger el vehículo de arriba, en el mirador, el día nos echa el último guiño:

Mar de nubes sobre el valle y el mar, cabalgata de ellas sobre el Poqueira…

Mar de nubes sobre el valle y el mar, cabalgata de ellas sobre el Poqueira…

Y luego una sucesión de pequeñas caravanas hasta casa. Bien las vale. Hej då.

 

2 comentarios en “Piedras del Ángel-Río Bermejo (La Taha)

  1. joseme

    Estupendo recorrido Miguel.Ya veo que al final cayó en sedosa cascada el Bermejo 🙂
    Este domingo 16-N vamos nosotros precisamente a la Alpujarra para hacer el tramo del GR7 de Pampaneira a Lanjarón, pasando por el dique 24
    Si te/os apetece ya sabes…

    Responder

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